Cuando llegamos, las puertas están abiertas, invitándonos a entrar…sin embargo nuestras caras revelaban un enorme asombro y un cierto miedo también, cuando contemplábamos totalmente descolocados, las sonrisas y las miradas de las personas del campo de trabajo anterior, que entonces se despedían (…)
Los que se despedían sin embargo, mostraban en sus rostros una emoción nada contenida y un deseo enorme de continuar en aquella casa.
Pasados los sustos iniciales, los miedos y los prejuicios, la realidad de Regina se imponía fundamentalmente como alegría y como novedad. Lo cotidiano en Regina no es el trabajo. Lo cotidiano, lo que se recuerda, lo que se echa de menos cuando uno se va de allí, son las personas, los rostros, las miradas, el cariño, la alegría, la vida que bulle en todas las esquinas de aquella familia .
Imágenes como esas hay muchas, pero unas imágenes que seguro que ninguno de nosotros dejaremos que se nos olviden, son las caras de felicidad de todos los que participaron en el bingo, en la fiesta de Yoni, en las excursiones a la piscina, al Mc Donalds…
Manolito tocando la campana con desenfreno, Lola bailando en silla de ruedas, José tomándose su hamburguesa en pedacitos microscópicos, Yoni feliz con su gel de Antonio Banderas, la H. María jugando con los globos, Isabelita bañándose en la piscina.. .
Regina Mundi te enseña, si te dejas, a mirar la realidad con otros ojos, capaces de compadecerse de los que sufren y de poner el corazón en marcha hacia la persona. Te enseña a medir el valor de las cosas desde las personas y no desde las cosas mismas, e incluso a valorar a la persona desde de su capacidad de amar yser amado y no desde otras consideraciones .
Todos los que vivían en aquella casa nos estaban invitando permanentemente a compartir con ellos su vida, su cotidianeidad, sus limitaciones y sus grandezas. Y nos invitaban a que hiciéramos nosotros lo mismo .