Hace justo un año, el día de san José, La Institución Benéfica del Sagrado Corazón de Jesús inauguraba el Comedor del Sagrado Corazón, en la Casa de Albacete, con el fin de poder dar de comer, en unas condiciones dignas, a tanto transeunte e inmigrante que se acercaba a la Casa de Albacete pidiendo un plato de comida o un simple bocadillo.
Durante algunos años, las hermanas de la Casa de Albacete, además de atender a los acogidos que viven allí, daban de comer diariamente a muchísimos inmigrantes. Todos los días hacían bocadillos para que nadie se quedará sin probar bocado, pero los que acudían tenían que comer bajo la lluvia, bajo un sol ardiente, bajo la nieve,…, a la intemperie. Tal llegó a ser la necesidad y el trabajo se multiplicaba de tal manera, (a veces llegaban a ser más de cien cada día), que las hermanas de la Institución decidieron emprender las obras para crear un comedor, del Sagrado Corazón de Jesús. 
Por fin, pudo abrirse el año pasado y ayer, día de san José, se pudo celebrar el primer aniversario desde su inauguración. Para celebrarlo un poco más especialmente, se les ofreció además del plato caliente, bocadillo, fruta, zumo…algún detalle más. Los voluntarios se organizan para preparar y repartir la comida cada día.
Cada día son más los que acuden; la voz se va corriendo. Son transeuntes, muchos inmigrantes,…y últimamente familias españolas que están en la calle, sin trabajo y perdiendo sus hogares por no poder pagar las hipotecas, los alquileres…los fines de semana acuden familias enteras con los hijos…
Vidas rotas, duras y a veces hundidas en la miseria, la desesperación,…Esto es un granito, pero merece la pena ver que esta comida les sostiene para seguir viviendo…
Así mismo, se celebró un año de las obras de remodelación de la Casa de Albacete, y a los acogidos se les homenajeó con una comida especial, y con una Eucaristía que tuvo el honor de presidir D. Luis, capellán de la casa tantos años. Su presencia fue todo un regalo para los acogidos que lo esperaron a la salida para saludarlo, sobre todo Josefina, sorda, muda y ciega, tantos años conociéndose, y que no hay un solo día que no haga señales de que está pensando en D. Luis.