El pasado 23, 24 y 25 de mayo, la Casa de Albacete organizó un viaje a Santiago de Compostela con acogidos, voluntarios y hermanas, H. Dolores, H. Concha, H. Ana y H. Mª Luisa, junto con algunos acogidos de la casa de Granada. César Ríos, un voluntario de la Casa de Albacete nos cuenta cómo fue el viaje:
En ocasiones, los milagros existen.
«Es una locura», «eso es impensable», «un viaje así no se puede hacer»,… Se decía y decíamos todos. Pues bien, si para una persona «normal» es una locura hacer el Camino de Santiago desde 850km de distancia, igualmente, para nosotros era una locura plantear un viaje de tal envergadura (quiénes íbamos, cómo íbamos,… muchos problemas, muchas dudas).
Y sí, los milagros existen. El viaje a Santiago de Compostela de la Casa del Sagrado de Corazón de Albacete (con compañeras de otras casas -Granada y Sevilla-), fue un rotundo éxito. Éxito traducido en caras felices, sonrisas de oreja a oreja, abrazos y besos, y muchas cosas que contar, fotos que ver, historias que recordar, momentos para nunca olvidar.
Sinceramente, aún sigo sin saber cómo ha sido posible. Dicen que la Providencia es grande, y la verdad, después de lo visto, es para creer en ella. La Providencia ha puesto la ilusión en el corazón de los organizadores, una visión en su mente, y muchas ganas para conseguir que el Camino fuese realidad.
La historia del viaje a Santiago de Compostela comienza mucho antes de la madrugadora salida del 23 de mayo. El viaje comenzó varios meses atrás, exactamente en octubre, cuando dos personas, Rosa Villada -periodista, escritora y gran conocedora del Camino- y Juan Tomás -gran peregrino y colaborador de la Casa-, propusieron a las Hermanas hacer un viaje muy especial, un Camino sin salir de casa.
El proyecto comenzó en octubre de 2010. Se tradujo en reuniones semanales donde Rosa exponía fotos del Camino y comentaba con gran cariño todo tipo de anécdotas, historias, y comentarios, que amenizaban mucho este especial viaje. Partimos, como no, desde Roncesvalles (Francia), y junto a ella -Rosa-, conocimos ciudades, pueblos, catedrales, paisajes, gentes, etc… y sobre todo, aprendimos como el esfuerzo y el sacrificio del Camino de Santiago se traduce en la persona en un gran viaje interior.
No pocas historias dignas de contar sucedieron desde el pistoletazo de salida, pero como el espacio nos limita y vuestro tiempo y atención vale su peso en oro, procuraré ser breve y directo. Veamos qué sucedió en el viaje;
– El avión. La primera parada del autobús fue el aeropuerto. El avión…Ay! Cuántas dudas, y cuántos miedos generaba el avión. Ni que decir tiene que la mayoría de miembros del grupo nunca había cogido un vuelo. Pero, el resultado fue magnífico, ni un pequeño problema entre los miembros de la casa, todo tranquilidad y calma. Tanto en la ida como en la vuelta, todo el mundo se mostró con mucha calma e incluso valentía, pues a la vuelta, tuvimos unas considerables turbulencias. Todo se quedó en una anécdota más que contar.
– El hotel y la comida. Mención especial para el hotel y el servicio en general. Puerta del Camino, hotel de cuatro estrellas. Las instalaciones eran magníficas, la entrada, las habitaciones, etc… todo un lujo. La comida, buffet libre, estuvo al gusto de todo el mundo. Todos disfrutaron de ella y nadie paso hambre, os lo aseguro.
– Plaza del Obradoiro y alrededores. Ya el primer día tuvimos ocasión de visitar la plaza de la Catedral y sus alrededores, sus calles llenas de soportales, llenas de vida y de tiendas (por supuesto). Impresionante fue la entrada al Obradoiro desde un lateral. Llegamos a eso de las 18h y allí nos tomamos la primera foto de grupo con un sol resplandeciente. Nos dimos un bonito paseo, sin prisas, y vuelta al hotel, cena y descanso.
– Misa del Peregrino y Botafumeiro. Estamos en la mañana del 24 de mayo. Nuestro objetivo, la Catedral de Santiago. Desde primera hora ya estábamos en el interior, disfrutando de su espectacularidad; la altura, los grandes pilares, los órganos, el Altar, el botafumeiro,… muchos detalles para embriagar el alma. Lo realmente especial comenzaba en la Misa del Peregrino. La Catedral hasta «la bandera», llena al menos una hora antes. Nuestro compañero peregrino el sacerdote Don Juan Cárdenas concelebró la ceremonia. Nos situaron en un lugar realmente privilegiado, en una zona cerrada frente al altar. Y por encima de todo, dedicaron la misa a la Institución Benéfica del Sagrado Corazón de Jesús, siendo mencionada en varias ocasiones. Todo un orgullo para nosotros. El momento más emocionante, sin duda, fue cuando sacaron el Botafumeiro. Las emociones comenzaron a verse en las caras de todos, y las lágrimas poco tardaron en brotar. Una imagen y una emoción no olvidar nunca.
– Visita guiada por la Catedral. En la tarde del martes volvimos a la Catedral. Nos esperaba una visita guiada, visita que nos llevó a zonas reservadas sin acceso del público general, como la Sacristía y el Claustro, lugares realmente impresionantes por su belleza y por su significado.
– Paseos por los alrededores. A pesar de ser un viaje muy rápido e intenso, tuvimos tiempo para todo. El miércoles por la mañana lo dedicamos a pasear, ver tiendas, comprar,… y por qué no, probar también unos albariños con marisco gallego.
Aparte de todos estos detalles, y muchísimos más que me dejo en el tintero, quiero destacar el buen ambiente de todo el mundo y durante todo el viaje. En un grupo tan grande, tan diverso, y en las circunstancias especiales que teníamos, tener un ambiente tan bueno, tan solidario, tan positivo, es realmente un milagro a agradecer a todos y cada uno de los integrantes del viaje.
Por cierto, gracias a que el viaje fue en esa fecha, pues una semana más tarde no habríamos necesitado ponchos ni paraguas, habríamos necesitado ¡barcas!. El tiempo que nos hizo fue otra de las rarezas, un sol espléndido, muy buena temperatura y ¡ni una gota de agua!. El tiempo se congració con nosotros y nos regaló tres magníficos días.
En fin, ya sólo me quedan palabras de agradecimiento. En primer lugar, para las personas que lucharon por hacer realidad este magnífico viaje. En segundo lugar, a todo el mundo que participo en el viaje y que ha
trabajado para que tengamos un feliz recuerdo; Maruja, Maribel, Antonio González, Ramón, Paquito, MªAngustias, MªAmalia, Antonio Martínez, Milagros, Teresa Blanch, Juanín, Resu, Pepe Pedrosa, Leopoldo, Maravillas, Pepe Cruz, Ulpiano, César, Mapi, Laureano, Teresa Nombela, Antonia, José Joaquín, María, Conchi Tomás, María José, Antonio Pascual, Juan Tomás, Apollinaire, Don Juan Cárdenas,
Hermana María Luisa, Hermana Dolores, Hermana Ana y Hermana Concha.
Que el Camino que hemos comenzado aquí no acabe nunca.
Besos y abrazos para todos.
César Ríos Hernández -Casa de Albacete-