Carta de despedida a Carmelo

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Hace unos días volaba al cielo uno de nuestros «angelitos», como decía la H. María: Carmelo, «Carmelillo», el hijo de Argentina, que vivía en la Casa de Granada. Pablo, Misionero Comboniano le ha escrito esta carta de despedida, digna de leer:

«Querido amigo: Nos despedimos el otro día sin saberlo. Nos dijimos adiós sin saber que era el definitivo. Así es el paso al encuentro con el Resucitado, no se sabe cuándo va a ser. Estoy muy contento, Carmelo, porque creo que has estado muy bien atendido. Has tenido la suerte de vivir en una casa donde el cariño y la alegría se sienten sin tener que hacer ningún esfuerzo. Unas hermanas de la Institución Benéfica del Sagrado Corazón que son todo un ejemplo del amor de Dios.

Has tenido la suerte de vivir en una familia muy numerosa y por tanto has tenido la suerte de recibir el cariño de todos tus hermanos de casa y el cariño de las miles de personas que os visitaban. Creo que eres todo un referente en esa casa. El Carmelo….es el Carmelo. Muy conocido, querido y admirado por todos. No hablabas mucho pero tus ojos grandes eran la expresión de lo que sentías y querías. Te tenemos que estar muy agradecidos. p1010101Tu realidad y tu sufrimiento, nos permitían a nosotros hacer experiencia del Transcendente. Tú sufrías y nosotros podíamos cuestionarnos cosas importantes de nuestra vida, nos permitías darnos cuenta y valorar lo que teníamos, nos hacías percibir qué es lo esencial en la vida, y sobre todo, nos permitías AMAR. Nunca podremos agradecerte todo el bien que nos has hecho y toda la experiencia de Dios que nos has permitido vivir. Todo a costa de tu dura realidad llevada a cabo con sencillez, discreción, constancia, serenidad y alegría.

Aún recuerdo el día de Reyes cuando estábamos apiñados en la puerta del comedor para entrar a recoger los regalos y abrieron la puerta del ascensor y apareciste tú, en tu silla camilla, y cómo los demás corearon tu nombre de Carmelo, Carmelo, como si el de Mesi se tratara.

cimg5571 - copia Has dado mucho y has recibido mucho. Has sido una Epifanía de Dios; una piedra para que unos caigan y otros se levanten; una presencia silenciosa que decía mucho. Muchos dirán: ¿tiene sentido una vida toda en una silla-camilla? Yo creo que nadie conseguimos adivinar ni imaginar todo el bien que habrás hecho a tantísimas personas que se han encontrado contigo. Eso queda entre Dios y cada persona y no se publica. Vosotros sois los que hacéis mucho, sin hacer ruido. Los verdaderamente importantes sin ser reconocidos. ¡Olé vosotros! MUCHAS GRACIAS POR VUESTRA VIDA.cimg0428

Carmelo, fue un placer conocerte, no te olvidaré y espero seguir aprendiendo de ti incluso después de que nos has dejado. Tu recuerdo queda fuertemente grabado en mi ser por la valentía y el coraje con que has vivido tu vida. Hasta pronto, Pablo. (Uno de los tantísimos hermanos que has tenido en tu vida). Te queremos.

Granada, 13 de enero de 2013, Bautismo del Señor. «Este es mi hijo muy amado en quien me complazco, escucharle.» ¡Disfruta, Carmelo!(A la derecha, Pablo, Misionero Comboniano)